domingo, 25 de diciembre de 2011

Sevilla Press

EL LARGO RASTRO DE LA ESCRITURA

domingo 25 de diciembre de 2011
José Maria Fuertes      

Puede que las navidades sean blancas, según donde te pillen, pero desde luego son diferentes. Vivir es cambiar. Ni los niños de San Ildefonso cantan los números en pesetas, ni las casas están llenas de pavos tras lo que correr para pelarlos, ni el buzón lleno de christmas. De esto último hay que decir que Internet se ha encargado de ir tramando con los años una buena sustitución.
Fernando Morales nos ha felicitado las pascuas (otra expresión que dejó de usarse, como nacimiento terminó llamándose belén) a través de Facebook a los numerosos amigos que un buen día quisimos agregarnos a su cálida página. Nunca es de otra forma cuando hay poesía. Con versos, su mejor manera de decir la vida, ha querido Fernando transmitirnos su ánimo de paz desde estas fechas a muchas más.
Fernando Morales es el largo rastro de la escritura, es la herencia que le ha dejado correr por la sangre su abuelo Antonio Núñez de Herrera, aquel que nos legara desde una de las obras imprescindibles para entendernos los sevillanos a nosotros mismos: “Semana Santa: teoría y realidad”.
Hasta los versos de Fernando llega el nervio de una inquietud incesante, de una búsqueda sin tregua, de una desazón natural en quien no sabe vivir sin comunicarse con los demás. Él conoce que escribir es tributar, que hay pensamientos que se pagan con soledades de uno mismo y esperanzas propias, sin que nadie te preste una sola idea.
Hace poco me decía una de las lectoras de este diario que mis renglones eran fluidos, como partos sin dolor. Le agradezco la suposición de esa facilidad para expresarme. Pero le aseguro que ciertas frases se las ha cobrado bien caras la vida, que no me las han regalado las musas. Hay cosas que no se pueden decir sin peaje. De otro modo, saltarían a la vista como falsas o, por lo menos, imitadas y hasta patéticas. Como cuando las repelente niñas de academias de la copla cantan con siete u ocho años “Y sin embargo te quiero”. ¿Qué pueden saber con esa edad de las amarguras que da un hombre que vuelve de juerga al amanecer?
Fernando Morales es un auténtico caminante de sus estrofas, las van conquistando sus vivencias, las que le apartan del riesgo fácil de los ripios, de los vacíos de las copias, del hueco de lo insincero, de lo insostenible que es escribir sin tu verdad.
Toda una tarde callada
Todo un periodo de tiempo
En que solo escuchas viento
Que pasa entre dos ventanas

Un susurro inesperado.

Estás con tus pensamientos
Sin poder poner en claro
Si estás triste o estás contento
La brisa lleva consigo
Siempre sin consentimiento

Ese callado sonido,

Con multitud a tu lado
O en una estancia metido.
La situación es la misma
Porque te encuentras perdido.

La estirpe sigue. Desde aquel inmortal Antonio Núñez de Herrera a este presente de hermosas palabras de Fernando Morales, su nieto, la raza continúa. Es el largo rastro de la escritura, de la mejor escritura.
                             José María Fuertes

1 comentario:

  1. Mi Agradecimiento a Jose Maria Fuertes por tan Bellas palabras y a Sevilla Press en la persona de Miguel Gallardo.

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